sábado, 26 de abril de 2025

UN SUEÑO CUMPLIDO

 

Debía tener 8 o 9 años, o quizá menos, cuando el Tío Carlos nos llevó, junto a mis primos, a ver el entorno del Pino y la Mora. Recuerdo perfectamente subir al cerro de la Parra por la parte del Vacibo y observar en la superficie una gran cantidad de fragmentos cerámicos que, por aquel entonces, simplemente nos llamaban la atención, pero que nadie sabía interpretar. Mi abuelo Ramón ya me había llevado a cazar esparveros por la zona del Sillón de la Reina y la leyenda de los huesos con tuétano de la Reina Mora formaba un imaginario de historias en mi mente infantil.

Con los años, y doy un salto gigante, terminé cursando la Licenciatura de Historia en la Universidad de Zaragoza. Allí, entre otras cosas, aprendí a indagar en los archivos históricos, a buscar las fuentes originales y a interpretarlas. De este modo, en las asignaturas propias de arqueología, pasaron por mis manos muchos materiales que yo ya había visto en mi niñez y que me habían despertado un interés particular.

Cuando regresaba los fines de semana a casa para ver a la familia y jugar con la U.D. Binaced, empecé a merodear aquellos lugares que ya conocía, pero que necesitaba inspeccionar con mayor profundidad. De repente y para mi sorpresa, empiezo a identificar, interpretar y comprender el uso y tipología de muchos de esos materiales que afloran en la superficie: molinos de vaivén prehistóricos reutilizados en los muros medievales del Castillo de Carboneras, cerámica tosca con decoraciones propias de la Edad del Bronce, cerámica vidriada medieval, pero hay una cosa que despierta mi curiosidad en la Parra: la gran cantidad de fragmentos cerámicos decorados con motivos geométricos, de tonos vinosos, con una cocción oxidante y siendo la mayoría de estos fragmentos, una vajilla muy fina hecha a torno. Sigo indagando en los barrancos y BOOM, empiezan a salir fragmentos de kalathos (recipiente emblemático en la cultura íbera), y escorias de haber hecho fundiciones, y fragmentos de cerámica del tipo campaniense (cerámica de importación). En definitiva, poco a poco me fui dando cuenta que aquello era un asentamiento íbero de hacía más de 2000 años.

Paralelamente, comencé a forjar una amistad con dos vecinos que ya habían frecuentado esos lugares antes que yo y con los que me unía también la pasión por el conocimiento del pasado en Binaced: Daniel Irigaray, secretario del Ayuntamiento y David Alamán, el rastreador, dibujante y autodidacta local.  Daniel había colaborado con un grupo de aficionados a la arqueología en Binaced en los años 90. De ese grupo, con apoyo municipal, se llegaron a montar dos vitrinas con materiales arqueológicos en un espacio del Local Social junto a la biblioteca antigua.

Allá por el 2012, a través de la Asociación El Pino, junto a Berta Citoler y Rocío Guarné, y con la colaboración de CEHIMO, logramos montar una exposición arqueológica con gran cantidad de materiales hallados en Binaced y en su entorno más inmediato (Ripol, la Mora, Civiacas, las Faceras, etc). Ana Carilla, la técnico de Patrimonio de la Comarca nos echó una mano para la inauguración. Y, aunque para mí, esto fue una gran satisfacción, faltaba algo… poder excavar legamente en un yacimiento inédito que no se mencionaba en ningún libro, ni estudio, ni carta arqueológica. Excavar en la Parra.

Tras varios intentos y propuestas que no se materializaron por diferentes motivos, el año pasado, Javier Sorinas, como alcalde, me acompaño a visitar a la familia Vendrell en Almacellas, propietarios de los terrenos que incluyen todo el entorno del Pino, la Mora y la Parra. La buena voluntad de la propiedad posibilito un permiso, que, junto al otro permiso legal del Gobierno de Aragón, sentaron los cimientos para poder acometer unas catas arqueológicas en el cerro en cuestión. Ayuntamiento y CEHIMO financiaron la excavación, lo cual, siempre agradeceré, pues sin ellos, no hubiéramos podido comenzar nada.

Oscar Bonilla, compañero de promoción y arqueólogo profesional, fue el responsable de la excavación arqueológica. Los trabajaos solamente se prolongaron una semana, y aunque siempre esperas encontrar algo excepcional, y no siendo el caso, las evidencias arqueológicas vinieron a demostrar que el asentamiento al menos se remonta al siglo II a.C. y perdura por varios siglos más.

Para mí, y estoy seguro de que para nuestro vecino David Alamán también, la sensación que hemos experimentado ha sido la de abrir un libro que llevaba dos mil años cerrado y nosotros hemos sido testigos privilegiados al ser partícipes de esa actividad. Un sueño cumplido.

         Próximamente, en la revista “Bolskan”, revista de arqueología del Instituto de Estudios Altoaragoneses se publicará un artículo con toda la información detallada de los hallazgos y estudio de los materiales hallados. La Arqueopatrulla, constituidos ya como asociación, seguiremos trabajando en el estudio, protección y difusión del patrimonio histórico arqueológico y documental de Binaced.

Santiago Herbera Ibarz

La Arqueopatrulla

Vista panorámica de los "cerros de Binaced". Foto 2019

Cara norte del cerro de la "Parra". Foto 2024

Santi contempla este maravilloso paraje lleno de historia y que conoce a la perfección,  lugar que le atrae y frecuenta a menudo solo, con sus hijos o con sus amigos. Foto 2019

A continuación ocho imágenes de excursiones realizadas en diferentes años por el entorno de la "Parra" con amigos, vecinos, aficionados y arqueólogos. Foto 2016  

Foto 2017

Foto 2018

Foto 2019

Foto 2020

Foto 2021

Foto 2022

Foto 2023

Trabajando en la Cata 1

Charla a los niños del Colegio de Binaced junto a la Cata 2

Visita a la excavación de Javier Rey del Gobierno de Aragón

Santi junto a la excavación arqueológica realizada el pasado año 2024, cumpliendo uno de sus sueños




domingo, 16 de marzo de 2025

ERMITA DE SAN MIGUEL (Camporrélls)

 

La Ermita de San Miguel de Camporrélls está ubicada en una loma próxima a la localidad en dirección sureste.

Es un templo sencillo, construido con sillarejo, de planta rectangular con cabecera semicircular más baja, bóveda de cañón ligeramente apuntada y tejado a dos vertientes.

Destaca en la cara norte junto al presbiterio un arco apuntado, actualmente acristalado, que pudo ser la entrada a una desaparecida capilla lateral.

El ábside tiene una pequeña ventana de medio punto y doble derrame.

Este edificio datado de finales del siglo XII y muy remodelado en actuaciones posteriores, hoy día hace las funciones de capilla del cementerio municipal.

La Arqueopatrulla


Camporrélls es una pequeño municipio oscense ubicado al este de la Comarca de la Litera.
Todas las imágenes que vienen a continuación corresponden a una visita realizada en enero de 2025 

 
Unas rampas bastante inclinadas nos conducen a la Ermita de San Miguel

A medida que vamos acercándonos observamos su campanario

Llegamos a la parte superior del barrio del Mas, donde se encuentra la Ermita

Está adosada al cementerio municipal

Panel informativo

La fachada ha sido remodela

Javier y Daniel delante de la fachada

En la cara sur del templo está adosado el cementerio de la localidad

Primer plano de la puerta actual

Para acceder a la ermita hay que subir varios peldaños

Javi en la puerta actual. La puerta original estaba en muro sur.

Óculo encima de la citada puerta

Imagen del muro norte donde se observa un arco apuntado que ha sido acristalado

Detalle de este arco que perfectamente podría ser el acceso a una capilla lateral que en la actualidad ya no existe

Fachada desde el lateral norte
Esta es la única imagen de la ermita que hemos podido localizar en internet antes de su restauración


Como es habitual en esta comarca en pleno invierno, la niebla iba y venía, hasta que decidió engullir toda la zona


Dejándonos esta bonita estampa para el final




viernes, 31 de enero de 2025

PUENTES MEDIEVALES (Huesca)

Desde tiempos remotos tenemos constancia de la existencia de puentes, para cruzar de forma estable y continuada el paso de los ríos.

En la Edad Media y a medida que crecía la población en los diferentes territorios, también se incrementaba la movilidad de las personas y de las mercancías. El constante trasiego de peregrinos, la trashumancia del ganado, el comercio o la necesidad de trasladar los contingentes militares, fueron algunos de los componentes básicos para construir nuevos puentes.

Al incrementar la red viaria y tener que hacer uso de estas infraestructuras obligatoriamente, los puentes se convirtieron, por un lado en elementos estratégicos de vigilancia y control y por otro en lugar de recaudación de impuestos, como el "derecho de pontazgo" para personas, animales y mercancías por tener que cruzarlo.

Muchos de los construidos estructuralmente con sillares, en aquella época, han llegado hasta nuestros días. Algunos siguen dando servicio y otros simplemente han pasado a formar parte del paisaje aportando su belleza y su tipología arquitectónica, pero todos ellos guardan su esencia y su historia.

La Arqueopatrulla


Vamos a ver algunos de los muchos puentes que tenemos en la provincia de Huesca


Puente de los Peregrinos en Canfranc

Puente de San Úrbez en el Canón de Añisclo

Puente de Bujaruelo

Puente de Moscarales en Boltaña


Puente de Besians


Puente de Perarrúa



Puente de abajo en Graus

Puente de la Sierra en Olvena

Puente del Diablo en Olvena


Puente de Obarra

Puente de Capella

Puente de Villacantal en Alquezar

Puente de Famiñosa en Abiego

Puente viejo de Monzón


Puente de Ballobar




Lamentablemente en alguna ocasión solo nos quedan las ruinas como ocurre con el espectacular Puente de piedra sobre el Río Cinca entre Monzón y Castejón del Puente. 
Ernesto Baringo, en su libro sobre este puente, lo data en el siglo XIV y comenta que tenía personalidad jurídica, era gestionado por la Hermandad de San Salvador, atendiendo a los viajeros, cobrando aduana y encargándose de su seguridad y buen funcionamiento. Tenía 415 m, 21 arcos de 15 m de luz y 10 m sobre las aguas, con un tablero horizontal de 4,75 m. Considerado como uno de los más importantes de la Corona de Aragón.


En otras ocasiones han resistido el paso de los siglos pequeñas maravillas como el  puentecito de Centenera, para cruzar el Barranco de Comunet, (posiblemente del siglo XV-XVI).