Etimológicamente hablando, BINACED, se deriva de dos palabras árabes, IBN-al-ZAYD, que posiblemente era el nombre de la persona dueña de estas
tierras, las cuales debieron ser conquistadas
por Sancho Ramírez, con su hijo Pedro I, en el año 1089, tras la toma del
Castillo de Monzón.
Los siguientes años fueron convulsos y cayeron nuevamente en manos sarracenas, hasta que Ramón Berenguer IV, reconquista todo el territorio en 1149.
Los siguientes años fueron convulsos y cayeron nuevamente en manos sarracenas, hasta que Ramón Berenguer IV, reconquista todo el territorio en 1149.
Además, en el Archivo de la
Corona de Aragón, aparece por primera vez el
nombre de Binaced como BENEZEIDE, de la misma manera que se nombra
también a: CASTILLON DE CARBONERES, FACHARON, PINIS, VALFARTA o MATAS, términos
que han llegado hasta nuestros días.
Una de las
construcciones más significativas de nuestra localidad de la época mulsulmana es
LA TORRAZA que, en el Libro de Castillos de Aragón, Guitart C., describe de
la siguiente manera:
“La Torraza de
Binaced es, junto a la torre de Santa Quiteria en
Fraga, única en Huesca dada su técnica de construcción. La Torraza está
situada sobre un altozano en la carretera Albalate de Cinca-Esplús, sobre una
curva. El castillo está construido con tabiya sobre basamento de piedra,
datando de una ordenación militar musulmana fortificando el valle del Cinca
para dificultar el avance cristiano hacia las ciudades de Fraga y Lérida. La
torre era rectangular armada con arcillas prensadas y capas de arenisca con
cimientos macizos de sillares de arenisca alargados, sobre los que se montaron
las paredes de tapial. En la actualidad ha perdido en su totalidad dos muros,
el norte y el este, encontrándose los que quedan en pie muy rebajados en altura, con los agujeros de los mechinales. La Torraza en
Binaced está incluida dentro de la relación de castillos considerados Bienes de
Interés Cultural, en virtud de lo dispuesto en la disposición adicional segunda, de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés. Este
listado fue publicado en el Boletín Oficial de Aragón, del día 22 de mayo de
2006”.
Por su parte, Adolfo
Castán, experto en este tipo de construcciones defensivas y concretamente en su
libro Torres y castillos del Alto Aragón, comenta:
“Los despojos del
castillo son de gran importancia por haberse construido con tabiya sobre
basamento de piedra que la pone en relación con el fragatino Pilaret de Santa
Quiteria. Son las dos únicas torres que utilizan esta técnica dentro de la
provincia de Huesca. Bien representada en la geografía peninsular: castillo de
Hormaza en Burgos, Enciso en la Rioja, Alguaire en Lérida, Castel de Almizra en
Alicante o Kant-Hisn en Alcolea (Córdoba)...
No conocemos ninguna atención divulgativa, es por tanto inédita, tal vez por la escasa entidad material del elemento que ha perdido en su totalidad los paños, norte y este, y sustancial merma de los paramentos oeste y sur, con desarrollo máximo de unos 3 m en el presente. Su imagen transmite la sensación de huesos descarnados con numerosos agujeros a modo de cuentas orbitales que miran desde un vacío de siglos.
Si el componente material, su arquitectura, es de alto valor testimonial, no lo es menos su sentido histórico que reafirma el esfuerzo de ordenación militar musulmán fortificando el bajo valle del Cinca para dificultar el avance cristiano hacia las ciudades de Fraga y Lérida. En el orden cronológico este tipo de torres podrían sustituir a las que se construyeron en el distrito de Huesca durante los ss. X-XI, elaboradas con sillería atizonada: muralla de Huesca, Piracés, Iglesieta de Usón, Alberuela de Tubo, Torreta de los Moros (Peralta de Alcofea)… Ha de ser del x. XI y sin duda habría más, unas pendientes de localizar, otras arrasadas por la acción de la lluvia y el viento sobre paredes de tierra amasadas con grava menuda.
La torre era rectangular, asentada en el labio de una planicie armada con arcillas prensadas y manto de arenisca. El espacio interior era de unos 7 m por 3,50 m, con superficie útil de aproximadamente 23 m2, semejante por tanto en tamaño al Pilaret de Santa Quiteria. Como cimientos se dispuso un basamento macizo de sillares alargados a ras de tierra y sobre ellos se montaron las paredes de tapial. Estos sillares son de arenisca, mayoritariamente atizonados en el frente meridional que es el único visible y están cosidos con yeso blanco que da un tono similar al de la argamasa. Es yeso diferente al de las fortificaciones de Calasanz o Estada de color rosáceo y compacto. Aquí en La Torraza la mezcla es grosera, incorporando trocitos de yeso natural en lugar de grava. Ninguno de los sillares se puede medir completamente, en el frente atizonado va de 47 a 54 cm de lado. Componiendo hiladas de unos 50 cm de altura. El lecho o parrilla de sillares parece de configuración semejante al de la esquina noroccidental de Alberuela de Tubo, con piezas contrapuestas por sus lados cortos.
El tapial sube desde abajo, sin podio pétreo como tiene el Pilaret. En el paño se advierten tres tongadas de entre 0,90 y 1 m de altura –distancia entre centros del mechinal-, con separación de las viguetas que sostenían el cajón para encofrar comprendida entre 0,32-1,10 m. El número de mechinales a occidente es: 9 en la primera hilada, 8 en la segunda y 7 en la tercera. El espesor mural es de 0,90-0,95 m, apreciándose en ambas superficies juntas de discontinuidad de las cajas, así como los cabeceros de piedra, cuando no se han perdido, que cubrieron la viga de madera para evitar que el tapial se adhiriera, impidiendo la extracción después de un secado sumario. En el paramento sur con 12 mechinales, 4 por nivel. Lo normal es que las paredes se enlucieran por dentro y fuera, taponando mechinales, por la delgada película arcillosa ha sido barrida por la intemperie.
No localizamos, al contrario que en El Pilaret, señales de poblamiento a su alrededor, tampoco vano alguno de observación o defensa que pudieron acomodarse exclusivamente en el piso superior. Asimismo ignoramos el número de plantas, situación de la puerta, sistema de cubrición…
Hace unos años se descubrieron a su lado dos cías, actualmente colmatadas. En una de ellas apareció una moneda musulmana de plata; es cuadrada y de cronología tardía al parecer del siglo XII.
A finales del siglo XI, -1094- la frontera cristiana se perfilaba por tierras de Zaidín, distante ya de Esplús-Albalate, por tanto La Torraza ya habría pasado a manos de Pedro I que asediaba Tamarite de Litera en 1104, año de su muerte”.
La ArqueopatrullaNo conocemos ninguna atención divulgativa, es por tanto inédita, tal vez por la escasa entidad material del elemento que ha perdido en su totalidad los paños, norte y este, y sustancial merma de los paramentos oeste y sur, con desarrollo máximo de unos 3 m en el presente. Su imagen transmite la sensación de huesos descarnados con numerosos agujeros a modo de cuentas orbitales que miran desde un vacío de siglos.
Si el componente material, su arquitectura, es de alto valor testimonial, no lo es menos su sentido histórico que reafirma el esfuerzo de ordenación militar musulmán fortificando el bajo valle del Cinca para dificultar el avance cristiano hacia las ciudades de Fraga y Lérida. En el orden cronológico este tipo de torres podrían sustituir a las que se construyeron en el distrito de Huesca durante los ss. X-XI, elaboradas con sillería atizonada: muralla de Huesca, Piracés, Iglesieta de Usón, Alberuela de Tubo, Torreta de los Moros (Peralta de Alcofea)… Ha de ser del x. XI y sin duda habría más, unas pendientes de localizar, otras arrasadas por la acción de la lluvia y el viento sobre paredes de tierra amasadas con grava menuda.
La torre era rectangular, asentada en el labio de una planicie armada con arcillas prensadas y manto de arenisca. El espacio interior era de unos 7 m por 3,50 m, con superficie útil de aproximadamente 23 m2, semejante por tanto en tamaño al Pilaret de Santa Quiteria. Como cimientos se dispuso un basamento macizo de sillares alargados a ras de tierra y sobre ellos se montaron las paredes de tapial. Estos sillares son de arenisca, mayoritariamente atizonados en el frente meridional que es el único visible y están cosidos con yeso blanco que da un tono similar al de la argamasa. Es yeso diferente al de las fortificaciones de Calasanz o Estada de color rosáceo y compacto. Aquí en La Torraza la mezcla es grosera, incorporando trocitos de yeso natural en lugar de grava. Ninguno de los sillares se puede medir completamente, en el frente atizonado va de 47 a 54 cm de lado. Componiendo hiladas de unos 50 cm de altura. El lecho o parrilla de sillares parece de configuración semejante al de la esquina noroccidental de Alberuela de Tubo, con piezas contrapuestas por sus lados cortos.
El tapial sube desde abajo, sin podio pétreo como tiene el Pilaret. En el paño se advierten tres tongadas de entre 0,90 y 1 m de altura –distancia entre centros del mechinal-, con separación de las viguetas que sostenían el cajón para encofrar comprendida entre 0,32-1,10 m. El número de mechinales a occidente es: 9 en la primera hilada, 8 en la segunda y 7 en la tercera. El espesor mural es de 0,90-0,95 m, apreciándose en ambas superficies juntas de discontinuidad de las cajas, así como los cabeceros de piedra, cuando no se han perdido, que cubrieron la viga de madera para evitar que el tapial se adhiriera, impidiendo la extracción después de un secado sumario. En el paramento sur con 12 mechinales, 4 por nivel. Lo normal es que las paredes se enlucieran por dentro y fuera, taponando mechinales, por la delgada película arcillosa ha sido barrida por la intemperie.
No localizamos, al contrario que en El Pilaret, señales de poblamiento a su alrededor, tampoco vano alguno de observación o defensa que pudieron acomodarse exclusivamente en el piso superior. Asimismo ignoramos el número de plantas, situación de la puerta, sistema de cubrición…
Hace unos años se descubrieron a su lado dos cías, actualmente colmatadas. En una de ellas apareció una moneda musulmana de plata; es cuadrada y de cronología tardía al parecer del siglo XII.
A finales del siglo XI, -1094- la frontera cristiana se perfilaba por tierras de Zaidín, distante ya de Esplús-Albalate, por tanto La Torraza ya habría pasado a manos de Pedro I que asediaba Tamarite de Litera en 1104, año de su muerte”.
Imagen comparativa de la Torraza, entre los años 1994 y 2017 |
Está construida de tabiya sobre basamiento de piedra, y en la actualidad, solo le quedan dos muros, oeste y sur. Foto 2017 |
La palabra tapial proviene de tabiya (nombre árabe), que hace referencia a una técnica de construcción característica de aquella época |
Entre Santi y Daniel, Mariano y Silvia, quienes nos acompañan, siempre que su agenda se lo permite. Foto 2017 |
El espesor de los muros era de casi un metro, y en su interior disponía de un espacio de 7 m x 3,50 m, unos 23 m2 útiles aproximadamente. Foto 2017 |
Clara y Duna junto a la pared oeste, donde se aprecian los mechinales. Foto 2017 |
Imagen de la Torraza con el Cotiella nevado al fondo. Tampoco sabemos el número de plantas que tenía, la situación de la puerta, ni el sistema que usaron de cubierta. Foto 2017 |
La lluvia no impidió a Lizer, Adrián e Iván , visitar la fortificación. Foto 2017 |
Imagen tomada desde el SE, donde se aprecia el deterioro que sufre. Desgraciadamente, si nadie lo remedia, desaparecerá por completo. Foto 2017 |
La imagen de Santi haciendo una foto, nos vale como referencia para comprobar, que el muro tiene una altura aproximada de tres metros. Foto 2017 |
Desde cualquier punto que se mire, es obligatorio pararse a contemplar esta maravilla de construcción. Foto 2017 |
Mientras Monesma y Baringo intercambian opiniones sobre la Torraza, David, con su habitual gorro rojo, escucha atentamente. Foto 2017 |
Como torre de vigilancia, estaba ubicada en punto estratégico, desde el cual se podía observar perfectamente una extensa superficie de terreno a su alrededor. Foto 2017 |
Fragmentos de cerámica gris que aparecen por la superficie. Foto 2015 |
Muy cerca de la Torraza existe una paridera abandonada y junto a ella, un interesante horno de cal. Foto 2017 |