Para conocer el
terreno donde nos vamos a mover vale la pena echar mano de la publicación “Geología
del Cinca Medio” cuyo autor es Manuel Buil Trigo, que resume en pocas palabras
las características geológicas de la comarca, manifestando que es un territorio
fronterizo entre la depresión del Ebro y el Pirineo y que esta zona conserva en
sus rocas la historia de los últimos doscientos millones de años ya que sus
fósiles, las estructuras sedimentarias y estructuras tectónicas constituyen un
registro de los sucesos que han acaecido
desde la época de los dinosaurios hasta la actualidad.
La comarca del Cinca Medio presenta tres unidades naturales:
La comarca del Cinca Medio presenta tres unidades naturales:
1- Las sierras subpirenaicas
Como la Carrodilla
que llega a superar la altura de 800 metros. Estratigráficamente la zona se
caracteriza por el afloramiento de rocas correspondientes al Mesozoico y
Cenozoico inferior, es decir, los tiempos en los que se originó la cordillera
pirenaica.
A lo largo del
Mesozoico el actual Pirineo era un océano poco profundo comunicado con el
Atlántico y con el mar de Tethys y presentaba un régimen tectónico distensivo.
Las enormes
cantidades de sedimentos depositados en el mar pirenaico fueron comprimidas y
elevadas que hicieron emerger los primeros relieves del actual Pirineo, y entre
las sierras levantadas que fueron desplazadas más al sur se encuentra la sierra
de Carrodilla.
Durante el Oligoceno
tuvo lugar la elevación generalizada de la cordillera pirenaica. El mar se
retiró definitivamente y los nuevos relieves comenzaron a ser desmantelados por
la erosión.
2- La
depresión del Ebro
Las unidades
geológicas pertenecientes a la depresión del Ebro ocupan las zonas centro y sur
de la comarca. Durante el Oligoceno (mediados del Cenozoico) la orogenia alpina
prácticamente había concluido y la Península Ibérica comenzó a tener su actual
configuración.
El Oligoceno está
representado por arcillas, areniscas y yesos, y aflora en las zonas de Almunia
de San Juan, Monzón, Ariéstolas y Cofita, zonas en las que las pendientes son
suaves y las cotas no alcanzan los 500 metros.
En el sur de la comarca
se encuentran las rocas más recientes de la depresión del Ebro. Se trata de
arcillas y areniscas de edad miocena y, al no haber sufrido ningún episodio de
compresión tectónica, se disponen en estratos horizontales. Su altitud media
ronda los 300 metros y se extiende por los términos municipales de Binaced,
Valcarca, Pueyo de Santa Cruz, Alfántega, Selgua, Conchel, Pomar de Cinca,
Estiche, Santalecina, Albalate de Cinca y Alcolea de Cinca.
También existen algunos interesantes relieves
de techo plano denominados planas o muelas, y los más pequeños, cerros testigo.
Son buenos ejemplos los relieves tabulares situados al sur de Monzón, donde se
asientan el castillo templario o la ermita de la Alegría y cuyas cotas
coinciden con las de otras planas cercanas de La Litera o de Monegros.
Las planas del sur
del Cinca Medio aún guardan otra sorpresa. En la cima de todas ellas existe una
gruesa capa de gravas cementadas, de cantos rodados, que, de hecho, han servido
de protección para las rocas miocenas que están bajo ellas y que son
decididamente más blandas y, por tanto, más sensibles a la erosión. Las capas
de cantos rodados son de edad pleistocena (un millón de años, aproximadamente)
y constituyen las terrazas superiores y por tanto más antiguas del río Cinca.
3- Los
dominios del río Cinca: el Cuaternario
No puede terminar una
descripción geológica del Cinca Medio sin dedicar un capítulo especial al río
que da nombre a la comarca. El Cinca atraviesa de norte a sur la zona siendo su
auténtica espina dorsal, y su importancia no solo radica en ser el río más
caudaloso de la provincia de Huesca, o en el inmenso valor ambiental, económico
y cultural que posee, sino que además el río ha sido el principal agente
moldeador del relieve de la comarca y el responsable directo del depósito de
buena parte de las rocas más recientes que la cubren. Son destacables en el
Cinca Medio dos morfologías características de modelado fluvial originadas por
el Cinca: la llanura de inundación y las terrazas fluviales.
La llanura de
inundación
Es frecuente que en
los cursos medio y bajo, el cauce del río discurra en medio de una zona llana,
más o menos extensa llamada llanura aluvial o llanura de inundación. Las llanuras aluviales
corresponden a las zonas que inunda el río cuando experimenta una crecida, y en
las que se depositan los sedimentos que acarreaba el río cuando las aguas
vuelven a su cauce. Una llanura aluvial constituye por tanto una zona sometida
a periódicos episodios de sedimentación y lixiviado, por lo que habitualmente
se han utilizado para instalar los cultivos de regadío (vegas), y en las que
tradicionalmente no se ha edificado, en previsión del riesgo de avenidas.
Las llanuras de
inundación son también importantes porque constituyen el biotopo sobre el que
se desarrollan los sotos o bosques de ribera.
El Cinca posee una
extensa llanura de inundación. Su vista desde Conchel resulta
impresionante por su enormidad y magnífico grado de conservación del soto.
Llanura de inundación vista desde Conchel |
Terrazas fluviales
La sedimentación
fluvial, además, no es un proceso constante en el tiempo. Es evidente que
pueden producirse cambios de tipo cíclico o estacional, de modo que en algunos
lugares se sedimente en unas épocas del año y se erosione en otras. Sin
embargo, la dinámica de un río puede verse drásticamente alterada por un cambio
en el nivel de base (altura a la que se encuentra el cauce respecto al punto de
desembocadura). Esta alteración puede deberse a una elevación o hundimiento de
la zona que atraviesa el río, o a una subida o bajada del nivel del mar por un
calentamiento o enfriamiento del clima en todo el planeta. Puede llegar
entonces un periodo fuertemente erosivo en el que el río se encajará en un
terreno en el que antes sedimentaba, y, con el tiempo, generar una nueva
llanura de inundación unos cuantos metros más debajo de la original. Si este
fenómeno se repite varias veces, el valle fluvial presentará a ambos lados del
cauce una serie de escalones, más modernos cuanto más nos acerquemos al cauce:
las terrazas fluviales.
Existen varios puntos
en la comarca del Cinca Medio en los que pueden contemplarse las terrazas del
Cinca. El más espectacular es un mirador situado cerca del km 28 de la
carretera comarcal A-1236 de Monzón a Fonz. Desde este cortado se puede contemplar el profundo valle excavado por el Cinca,
así como las terrazas fluviales. En ellas se pueden encontrar todas las marcas
de transporte y sedimentación fluvial (gravas, arenas, cantos rodados) excepto
una: que por allí ya no pasa el río.
Terraza fluvial de Ariéstolas |
Las situadas más
lejos del cauce, como las que ocupan el techo de las planas cercanas a Monzón,
llegan a estar 110 metros por encima del cauce actual y están datadas con una
antigüedad de casi un millón de años.
Es interesante
recordar, por último, que las del Cinca constituyen un buen ejemplo de terrazas
asimétricas, ya que en la margen derecha del río no existen apenas terrazas,
sino grandes cortados erosivos como las impresionantes ripas de Alcolea. El
Cinca, por tanto, no solo se ha encajado 100 metros en la depresión del Ebro en
el último millón de años, sino que se ha desplazado claramente hacia el oeste.
Por lo que podemos
deducir con los promontorios existentes en Binaced alejados del actual cauce
del Rio Cinca en cuya cima se encuentra sedimentación fluvial, que hace un
millón de años un afluente o brazo del Rio Cinca discurría por nuestras
localidad y concretamente por la gravera de Valcarca, el cerro de Brujas, el Pino
y por el resto de promontorios que van dirección a Alcolea de Cinca.
Al fondo se aprecian las zonas más elevadas del Binaced por donde discurría el afluente del Río Cinca |
Otro lugar donde se aprecia la terraza fluvial del Río Cinca es en Castejón del Puente |
La terraza fluvial en Monzón también es espectacular |
Detalle de sedimentación
|
Cerro La Parra en Binaced |
Gravera de Valcarca |
La Arqueopatrulla