Si en la primera
parte de esta época, hablando de la Torraza, comentábamos que el nombre de
Binaced aparece por primera vez como BENEZEIDE,
también podemos incluir otros nombres como:
Valcarca, VAL
CUERCIA, que significa valle de las encinas, de las voces vallis y quercus, (al
pie de la sierra de la Cornera).
Al río Cinca se le
llamó, Az-Zaytum, que significa río de los Olivos.
Al castillo de Monzón
lo llamaron, LA ALMENARA.
Pueyo de Santa Cruz,
PUEYO DE MOROS.
Alfajes, ALMUNIA DE
ALFACHIM.
Zahidín, ÇAHIDI.
Incluso a la Villa
de Binaced, se la nombra también como AVIN-ASUTH.
(Interesante leer el artículo de Francisco Castillón Cortada en el Diario del AltoAragón, “RAICES MORAS”). http://www.diariodelaltoaragon.es/NoticiasImprimir.aspx?Id=551284
Tanto los elementos
constructivos del CASTILLO DE CARBONERAS, como su estructura son típicos de la época árabe.
En el libro Torres y
castillos del Alto Aragón, el profesor A. Castán manifiesta:
“Extraño castillo, conocido como la Mora, castillo Peñeta de la Mora o
castillo de las Carboneras, de ahí que a veces algún autor haya aludido a
fortificaciones diferentes, cuando en realidad es la misma.
Se emplaza a 1,5 km de Binaced, por la carretera de Albalate de Cinca,
donde es necesario dejar el coche y caminar 30 minutos hacia los montículos
alineados del sur. En el más puntiagudo se encumbra la fortaleza.
Debió ser magnífica y a pesar de su avanzada ruina, se distingue
perfectamente el doble amurallamiento que la protegió, ajustado a la topografía
saliente, en forma de barra que alterna, arcillas prensadas y capas de arenisca.
La muralla externa, cercaría unos ejes de aproximadamente 60 m de longitud por
26 m de anchura máxima, vistiendo las faldas terrosas con desigual fortuna,
pues corrimientos sucesivos la han desarticulado. La muralla, parece limitarse a un palo corrido, dado que no se
advierten cubos, aunque si nimias angulaciones; de cualquier manera aguantan los
arranques y poco más.
La sillería, arenisca de baja calidad, es de tamaño equilibrado,
acoplándose a soga y trabándola con argamasa, a excepción de un tramo de la cortina
septentrional donde une yeso, material infrecuente que hemos visto en los
castillos de Calasanz y Estada. En el lado de mediodía, puede medirse un espesor
de 1,67 m, exactamente en el palo que tuerce suavemente, allí el ángulo de giro
se esculpió en el mismo sillar, como es costumbre en castros del s. XI. En
cambio, en el ángulo nordeste la anchura es de 0,74 m. Las diferencias suponemos
que vendrán motivadas por la movilidad del terreno.
Cuando la orografía lo precisaba, los parámetros se dispusieron con
tirada en talud, incorporando cantos de río estrechos y direccionados en la vertiente
sur del fortín. Estos se amontonan
ataludados, nivelados por una hilada de sillares en la base y enganchados con
argamasa muy dura; dibujan una espina de pez -opus spicatum-. Material y
composición pueden tener paralelo, con la torre del Homenaje del castillo de
Monzón, adscrita por algunos autores a los ss. IX-X, aunque también es forma
habitual de construcción, en tierras meridionales de la provincia de Huesca.
Como igualmente hemos certificado este material calcáreo, en la contención de la
ladera nordeste del castillo de Becha del s.XII y otros lugares.
En la terracilla, comprendida entre las dos murallas al noroeste, hubo suelo
de grandes losas lisas, ahora enterrado por derrubios. Al nordeste un hundimiento circular hace
pensar en silos subterráneos, a título de mera conjetura.
Además, el segundo recinto está a nivel más alto, acoplado al morro rocoso de
planta rectangular, que mide 25 m de longitud por 6 m de anchura. La muralla
perimetral conservada, alcanza mayor altura, con los mismos rasgos de cantería.
Uno de los paramentos tuvo que reforzarse, mediante un segundo muro de
mampostería, en posición de contrafuerte y los bloques de arenisca, suspendidos
por la fácil erosión de las arcillas de base, fueron apuntalados con material
diverso, rebozado con mucha argamasa.
Por otra parte, en este cuerpo superior emergen muros, de compartimentación difusa y un
característico aljibe rectangular de 2,77 por 2,40 m, excavado en arenisca y
revestido con canto calizo, en la mitad inferior del depósito y sillares de
arenisca arriba. Cerraba con bóveda de medio cañón, cuyo arranque se inicia al
norte, sistema compartido por otras cisternas cristianas de la época.
El tipo de aparejo y la dispersión de cerámica gris cristiana por los alrededores, invitan a datarlo entre fines del XI y comienzos del XII, tal vez enfrentado a
la Fraga musulmana, que no se conquistaría hasta mediados del s. XII”.
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El castillo de Carboneras, más conocido como de la Mora, está ubicado en un cerro del paraje de la Mora, rodeado de otros tres promontorios: El Pino, La Parra y Brujas |
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Estas dos imágenes evidencian el enorme deterioro sufrido, en tan corto período de tiempo, (34 años) |
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Fotografía analógica de los años 80. En lo alto del Castillo, Pedro Ordín abraza a sus dos hijos, David y Nacho, y junto a ellos, Armando Gil |
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Cara sur del Castillo de Carboneras |
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Mariano, junto a un paño de aparejo "opus spicatum", que refuerza el muro meridional |
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Detalle de los sillares del recinto más alto de la fortificación, con unas medidas de 25 m x 6 m |
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José Antonio Herbera, Daniel, Santi, Mariano y David en lo alto del Castillo una mañana de niebla cerrada |
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Imagen de la cara este |
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Carmen Orea y Sara Solans, junto a David, observan el maravilloso paisaje que ofrece esta cima, (al fondo Binaced) |
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Sin duda, un lugar privilegiado para contemplar con tranquilidad, el inmenso territorio que queda a tus pies |
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Otra imagen de los muros de compartición en la parte superior |
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Carmen y Sara disfrutando de las vistas, antes de iniciar el descenso del cerro |
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Interesante es el aljibe rectangular de 2,77 m por 2,40 m, excavado en arenisca y revestido con canto calizo en la mitad inferior y sillares en la mitad superior. Cerraba con bóveda de medio cañón, de la cual queda el arranque de la cara norte |
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David, José Antonio Herbera, Mariano y Santi |
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Son varios los muros que apenas se tienen en pie |
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Intercambiar pareceres "in situ", siempre resulta interesante |
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Antiguamente era habitual reutilizar los materiales, como lo demuestra este molino que fue empleado, siglos más tarde, para construir otro muro |
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José Antonio, junto a su sobrino, satisfecho de subir a Carboneras |
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David inspecciona con detenimiento en el interior del aljibe. |
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La fortificación vista desde dentro del "Cado Gatos" |
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Fragmentos de cerámica que aparecen por la superficie |
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Santi, Manu y Javier Rey, (arqueólogo del Gobierno de Aragón), intercambian opiniones mientras descansan un rato |
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Con la familia Moles-Defior al completo |
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El paraje de la Mora es un lugar muy frecuentado por los binacetenses, en esta imagen, un grupo en la "Peñeta de los Nombres" |
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Y otro grupo en la propia fortificación |
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Incluso en los últimos años, se celebra una Trail que transcurre por los tozales de La Mora |
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Una suerte contar en las excursiones con un especialista en arqueología, como es Javier Rey. Foto del grupo con él, antes de terminar esta inolvidable jornada |
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Lizer y el Castillo |
La Arqueopatrulla
en la última Trail pude observar el mal estado de este castillo, o de lo poco que queda, una pena que nadie haga nada, se cae a trozos !!!!
ResponderEliminarRunnero
en ello estamos... ya nos gustaría poder hacer alguna actuación de consolidación tanto en Carboneras como en la Torraza.
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