Construida por
los templarios de la Encomienda de Monzón en el s XIII, dedicada a la Transfiguración
del Señor, de estilo románico, y más conocida como Iglesia Parroquial de San Salvador.
De gran importancia por ser uno de los tres grandes ejemplos de construcción templaria que se conserva en Huesca, junto con las de Cofita, con la que guarda grandes similitudes, y la del Castillo de Monzón.
En el s XVIII
se realizan obras de ampliación, como el coro y la espadaña, y seguramente en
esta misma reforma, se cambió la ubicación de la puerta de entrada.
Durante las tres
últimas décadas se han llevado a cabo varias restauraciones: en los años
ochenta se consolidó el edificio, con un zunchado perimetral, se sustituyó la
techumbre y la espadaña, años más tarde, los muros y el ábside y posteriormente,
las escaleras de la entrada. Recientemente, se han realizado trabajos de
acondicionamiento del interior y han aparecido pinturas que están a la espera
de ser datadas.
En el BOA del día 11 de octubre de 2002 se publica la
Orden de 19 de septiembre de 2002, del Departamento de Cultura y Turismo, la denominada, Iglesia de la Transfiguración del Señor en Valcarca, se declara Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés
García Omedes, tras su visita en 2004, la describe en su "Guía digital del Arte Románico" de la siguiente manera:
“Iglesia
sobria, de claro corte templario. Fue posesión de la encomienda de Monzón. Pasó a manos de la orden de San Juan de Jerusalén, una vez se hubo
disuelto, la del Temple, el 24 de Mayo de 1309.
Canónicamente
orientada, se compone de nave(en la que no destaca al exterior el presbiterio) y cilindro absidal al este. La puerta de acceso estuvo en el hastial de
poniente, habiendo sido sustituida ortotópicamente por la de ladrillo que hoy
utilizamos. Otra pequeña puerta de medio punto y muy estrecha, podemos ver a
media altura del muro sur. Demasiado pequeña para ser acceso de primer orden,
debió de servir de comunicación con dependencias anejas, hoy desaparecidas.
Edificado en
piedra arenisca, muy bien escuadrada y alineada. Presentaba el templo zonas de
notable erosión en las mismas, que han sido restauradas. Las de nuevo cuño se
distinguen con facilidad por ser de tonalidad más clara.
Centraba el
cilindro absidal un ventanal cegado, tanto al exterior, como al interior, que en
la última reforma, simplemente se ha obviado. Sobre la portada oeste, un
pequeño óculo permite una discreta iluminación del templo.
Hay espadaña
bífora sobre el hastial de poniente, con aspecto de añadida al conjunto.
Sustentan el alero de nave y cabecera, canecillos de sencilla decoración e historiados
en el cilindro absidal. A pesar de su evidente desgaste, aún se aprecian figuras
de felino, cabecitas sobre rollo o un águila con sus alas desplegadas .
Es curiosa, por
infrecuente, la decoración escultórica de uno de los sillares entre canecillos,
a modo de metopa. A pesar de la erosión se reconoce, en el lado derecho de la
misma, una pequeña figura humana que parece esbozar un paso de baile (?).
Cabe añadir que, es un Templo oscuro,
sin más iluminación natural que la proporcionada por el óculo y la que penetra
por la puerta de entrada.
Además, la nave es
alargada, cubierta por bóveda de medio cañón apuntado, como corresponde al
momento tardío de su edificación, (primer tercio del XIII). Posee imposta
biselada, que no continua por el presbiterio, ni cilindro absidales.
Por otra parte, excavadas en el
espesor del muro, hay sendas capillas cubiertas por pequeña bóveda de medio
punto y decoradas con guardapolvo al exterior, contemporáneas de la edificación
del templo. Más tardía es la añadida hacia mitad del muro norte, angulada su
diminuta bóveda, al modo renacentista. Posee coro alto de fábrica, a los pies del
templo
En cuanto al presbiterio, es alargado, libre de toda decoración y
cubierto por bóveda de medio punto. En su lado sur se abrió acceso a una
minúscula sacristía.
Por delante de
él, el cilindro absidal con su ventanal cegado y reutilizado como hornacina
para la imagen de Cristo, bajo restos de decoración pictórica muy tardía,
restos de humedades y un flamante terciopelo rojo, que le da el toque
escenográfico al conjunto”.
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Obras de restauración de la primera fase, en el año 1985. El deterioro en todo su conjunto es evidente |
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Terminadas las obras de la cubierta y espadaña de la primera fase |
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En la segunda fase se restauraron los muros y el ábside |
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Antonio Lahilla, alguacil de Valcarca, posa orgulloso (con razón), después de las obras |
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Fotografía nocturna de la puerta de entrada y de las escaleras, todavía sin restaurar |
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Las escaleras, ya restauradas, que dan acceso a la entrada de la Iglesia |
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Santi y David en la entrada |
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Bonita la placa metálica que existe en la cerradura de la puerta de entrada, con curiosos grabados decorativos |
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Marca del cantero que aparece en muchos de los sillares originales |
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Decoración en la parte exterior del ábside con un felino |
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Dos cabezas sobre un rollo |
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Águila con las alas desplegadas |
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Felino sobre humano |
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Figura humana |
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La Iglesia es austera, muy bien escuadrada y con unos muros, que en algún caso, tienen más de 2 m de grosor |
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Interior del Templo desde la puerta de entrada |
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Detalle del altar después de las obras de acondicionamiento, donde se aprecian las pinturas aparecidas en la parte superior |
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Daniel, Francisco Herbera (el sacristán), que gentilmente nos enseñó las pinturas, David y Santi |
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Un primer plano de las pinturas aparecidas en las obras de acondicionamiento del altar |
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Otra imagen de los cuatro, con el coro al fondo. Esta parte pendiente de acondicionar, para la siguiente fase |
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Precioso el Crucifijo del Altar
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Santi entrando al Templo |
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En la parte superior de la puerta vista por dentro, hay una inscripción que dice: AÑO 1798. Esta fecha coincidiría con las obras de ampliación y cambio de ubicación de la puerta de entrada en el s XVIII, por lo que se podría deducir que esta puerta tiene más de dos siglos |
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Detalle de la benditera que hay a la entrada |
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La Iglesia de Valcarca contaba en su retablo con dos óleos, uno de San Pablo y otro de San Pedro. Se desconoce el autor, pero la calidad de este maestro, así como la composición de las obras, nos llevaría a un taller aragonés del s XVII
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Muy cerca de la Iglesia Templaria, se encontraba "Casa la Viuda", edificio del año 1778, que el Ayuntamiento, después de su demolición para ampliar la Plaza, restauró con acierto y supo integrar la portada en el conjunto del edificio actual. |
La Arqueopatrulla
me gustariia saber el grosor de las paredes de esta iglesia. por fuera se ve grande y por dentro pequeñita, los muros debe de tener más de 1 m
ResponderEliminarEn nuestra última visita a la Iglesia de Valcarca, lo comentamos y quedamos en hacer las correspondientes mediciones. A nosotros también nos llamó la atención el grosor de los muros, aunque por otro lado, una de las características de las construcciones templarias es su robustez defensiva de los muros.
ResponderEliminarDespués de hacer varias mediciones, hemos comprobado que hay muros de más de 2 m de grosor.
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